Domingo Henares conoce bien la tradición de la poesía cantada. Es algo muy antiguo, tanto que los griegos en su día cantaban los poemas homéricos. En la España del siglo XX la poesía y la música popular se funden a partir del magisterio de Paco Ibáñez. Desde entonces son muchos los cantautores que han puesto música a lo mejor de nuestra literatura.
Partiendo de esa tradición Domingo se acerca a la poesía de Juan Ramón, quizás la más pura de su siglo. Pero no lo hace desde la ortodoxia, sino a través del filtro de las distintas músicas que le han influido. Cada poema ha elegido libremente su música sin ninguna cortapisa, por eso suenan a sitios diferentes.
Darío Garrido a las guitarras y bajos, José Sarrión a la batería y percusiones, Miguel Ángel Rumbo al acordeón, Julio Guillén a los teclados, Eva Romero al oboe y la voz, Virginia Romero a la flauta y la voz, Gerardo Jiménez al violín y Carmelo Martínez a la pandereta, acompañan a Domingo Henares en la búsqueda de la vestimenta sonora ideal para cada poema.
Las diez canciones que conforman este disco pertenecen a las distintas épocas de la actividad creativa de Juan Ramón Jiménez, pero no se ha respetado el orden cronológico de los poemas, para disfrutar de su poesía como una unidad. La naturaleza está presente en todos los cortes del disco, pero no es casualidad. Juan Ramón siempre tiene los pies en la tierra, en su tierra y la mirada en todas las plantas y las aves que salen a su encuentro. Ese ha sido el objetivo de los arreglos de este disco, fundirse con los textos juanramonianos y con la naturaleza que exhalan.
Domingo Henares 